La conciencia de enfermedad en el TCA
Uno de los primeros elementos a tomar en cuenta cuando empezamos el proceso terapéutico de una persona con TCA es la conciencia de enfermedad. Esto se refiere a la propia capacidad que tiene la persona para reconocer que hay una alteración o inestabilidad en una o diferentes áreas de su vida y, por tanto, atribuirlo a ello y detectar los cambios y consecuencias conductuales, físicas y emocionales.
Una vez que empieza el tratamiento, una de las primeras puertas que empezamos a abrir en el proceso de terapia es esa conciencia. La forma de hacerlo es creando un vínculo seguro y un espacio de confianza y cuidado donde se pueda empezar a explorar junto a la persona cómo se encuentra en las diferentes áreas. Algunas veces, nos comentan que “algo les ocurre pero no saben exactamente el qué”, en este caso podríamos decir que ya saben que hay algo que no va bien y es un punto de partida distinto, ya que hay cierta motivación.
En otros casos, puede que sientan que sus conductas no son perjudiciales de ninguna forma y por supuesto, que no vean el impacto o peligro de la enfermedad. Los tiempos y ritmos para cada persona son diferentes y el proceso pasa por entender y reconocer lo que está sucediendo, que la persona vaya conociendo su mundo interno, para poco a poco ir generando nexos entre las conductas y su mundo emocional. El trastorno alimentario suele tapar muchas cosas y hace que se pierda de vista el sufrimiento que puede haber.La falta de esta conciencia o la minimización de las consecuencias es uno de los factores que en muchas oportunidades impide que las personas pidan ayuda o acudan a consulta para iniciar un tratamiento.
En adolescentes es común encontrarnos con esta situación. De allí, el papel tan importante de la familia y de las personas cercanas en la detección de ciertas conductas de riesgo y poder tomar medidas de la manera más rápida posible acudiendo a especialistas.