EL PAPEL DE LA FAMILIA EN LA RECUPERACIÓN

“Solo nosotros podemos hacerlo, pero no podemos hacerlo solos” – (Treasure et al., 2011)

La familia es fuente de cuidado, identidad, pertenencia y socialización. El clima emocional que rodea a la familia, supone un factor central para el buen desarrollo físico y emocional de sus miembros.

Las familias a menudo nos comparten lo estresante y exigente que puede llegar a ser la tarea de cuidar a alguien con un TCA, así como los sentimientos de culpa, miedo y frustración que en ocasiones les acompaña a lo largo del proceso. Suelen encontrarse atrapadas en dinámicas, que lejos de ser de ayuda, pueden convertirse en factores de mantenimiento del trastorno y hacen más angustiosa la experiencia del cuidado. Por tanto, la comunicación se vuelve muy difícil y puede llevar a un deterioro en las relaciones familiares.

Algunos de los aspectos que pueden favorecer la comunicación emocional en casa son:

  • La escucha activa: vuestr@s hj@s no necesitan que tengáis la respuesta “correcta” o solución a lo que les ocurre, basta con que se sientan escuchados y no juzgados.
  • Validar lo que siente: aunque no entiendas del todo lo que le pasa, no minimices su malestar. Una forma de validarle puede ser: “entiendo que tiene que ser difícil sentirte así”.
  • Buscar espacios de calidad donde podáis compartir un rato agradable o alguna afición conjunta. Esto permite que vuestra comunicación y relación no se limite a la sintomatología alimentaria, ya que muchas veces puede enturbiar y contaminar los momentos en los que compartís con vuestr@s hij@s.
Desde Arbore trabajamos mano a mano con las familias, buscando un espacio conjunto donde trabajar la comprensión y entendimiento que tienen todos los miembros sobre el trastorno alimentario y creando un espacio seguro y de confianza, donde se puedan expresar las necesidades de todas las partes, los miedos, preocupaciones y expectativas sobre el proceso.

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